lunes, 4 de marzo de 2013

Carta de protesta

¿A dónde hemos llegado? Me acabo de enterar de que " en estos tiempos que corren la única forma posible de publicar un libro es la autoedición". ¿ Que en qué consiste la autoedición? Muy fácil, tú escribes el libro, tú envías el libro a la editorial, tú lo pagas. Todo lo haces tú, ellos namás que se encargan de copiarlo y ponerle una portada y ¡hala! a la calle. ¿ Y si no vende? Pues tú que habías puesto tu empeño y dinero en ese libro, te jodes. Y si estabas en la ruina y habías puesto todo lo que te quedaba en él, te jodes también. Porque además ellos apenas mueven un dedo para promocionar tu libro, de eso te encargas tú solito. Por no hablar de la legalidad de estas empresas que seguramente no respondan y se desvanezcan como la niebla en cuanto surja un problema. Pero ojo, triunfa y te estarán recordando toda la vida a quien se lo debes. Bueno, no hace falta que te lo recuerden, te dejarán el recuerdo en tu cuenta corriente, que será lo único que te dejen.

Me parece denigrante que para poder difundir tus palabras tengas que realizar la más arriesgada de las inversiones cuando se supone que alguien debería velar por que la cultura se salvara, sobretodo "en estos tiempos que corren". Y no digo que te hagan todo el trabajo, que se presenten en tu casa, cojan tu ordenador, escriban el libro por ti, te lo publiquen y te hagas rico, pero al menos que ofrezcan facilidades porque un chico como yo, un aspirante que ni siquiera ha empezado pero que busca una puerta a la que acudir cuando llegue el momento, no tiene futuro. He buscado y es casi imposible encontrar un sitio en el que   te den una oportunidad, y más aquí, en el culo del mundo, si viviera en pleno centro de Madrid seguramente no pasaría tres calles sin que viera un enorme rótulo de una empresa famosa colgado del tejado de un alto edificio.

No sé cómo lo haré cuando me toque mi turno si ya me están desanimando con el tema de la autoedición, porque eso es lo que conseguirán, que la gente arriesgada pierda todo lo que le queda y que la gente que se tenía que arriesgar nunca salga a la luz y cumpla sus sueños. Solo sé que así yo también soy una editorial de libros donde el riesgo que corro es mínimo porque ya he cobrado lo mío desde el minuto uno.

De todas formas, yo no soy un cobarde, ahí lo dejo.




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