martes, 21 de mayo de 2013

Olvido


Los cuerpos fueron hallados tres días más tarde. Una vez hubo amainado la tormenta, un señor que volvía a su casa tras días sin poder regresar, debido a que se había cortado la carretera por precaución, se percató del quitamiedos destrozado y vio en el fondo del barranco los restos de un coche quemado. Descendió hasta él y unos pasos más adelante los encontró, un hombre y una mujer.

El forense dictaminó que la causa de la muerte fue inanición y pulmonía debido a encontrarse en un bosque en medio de la tormenta, lo que no se sabe es como teniendo el móvil en sus bolsillos no habían realizado ninguna llamada. Nunca encontraron a la hija, se realizaron búsquedas policiales con perros y hasta con ayuda de vecinos de pueblos cercanos, su existencia había desaparecido junto con la lluvia, así que tras unos meses la búsqueda se terminó por cancelar.

Muchos se preguntaron cómo cometieron la imprudencia de viajar en esas condiciones por esa carretera bien conocida por su mal estado. Eran pocos los que sabían que el hombre de la familia se había endeudado en el juego y debía grandes sumas de dinero a opresores de banda callejeras vestidos con trajes de etiquetas, hombres con poder que deseaban el dinero a toda costa, así que decidió ocultarse rápidamente de ellos. La mujer se había resistido, pero él la había arrastrado hasta el coche a la fuerza, todo en ese matrimonio era a la fuerza. Llevaba muchos años sin funcionar, y al hombre no le extrañó cuando le dieron la noticia de que iba a ser padre de un hijo que no era suyo, él también buscaba consuelo en hombros ajenos.

Nunca odió a su hija, al fin y al cabo no era culpa suya, pero sí que deseaba ver a su mujer muerta, y era el único sentimiento que compartían entre ellos dos. Sin embargo Lucía si quería dejar de saber de él, de los dos. Había crecido en ese inestable ambiente familiar durante años, sorprendiendo en algunas ocasiones a sus padres con distinta compañía en plena muestra de amor y facultades físicas, con el tiempo incluso había llegado a conocer a la larga lista de amantes de cada uno, otros eran simplemente nombres que apuntaba en su cabeza sin más. Los odiaba, los odiaba con toda su alma porque en el fondo, a pesar de todo, los quería, porque es inevitable querer a tus padres. Pero ella tenía claro que deseaba perderlos de vista cuanto antes.

Todos tenían un motivo para llamar a la muerte y que se llevara a uno de ellos aquella noche. Y la muerte acudió a la llamada.

“Era una noche oscura en una oscura carretera. Un coche se desplazaba a gran velocidad por la pedregosa carretera cuando una figura apareció en mitad del asfalto. El conductor solo tuvo tiempo de ver claramente la forma de una niña alumbrada por los faros del coche, y éste cayó al abismo…. y la niña desapareció.”

1 comentario:

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