martes, 18 de diciembre de 2012

Anónimo

Anónimo iba caminando por las oscuras callejuelas de un barrio cualquiera, en una noche cualquiera, bajo una lluvia cualquiera. No se dirigía a ningún sitio y sin embargo caminaba con total convicción, hasta con prisas,como si el destino se le fuera a escapar de entre las manos. Anónimo era una persona triste y solitaria, ya cansada de la vida a pesar de la poca experiencia que tenía en ella. Anónimo era una persona capaz de recordarlo todo con detalle y es por eso que era capaz de recordar al milímetro cualquier hecho pasado por muy lejano que fuera, y es por eso que era capaz de revivir tanto los momentos mas felices y fugaces de su vida como los mas tristes, lentos y desgarradores.

Y en eso se encontraba ocupado Anónimo, en recordar toda huella de su paso por el mundo. Recordaba su feliz infancia, llena de inocencia, la sonrisa de un niño pequeño que solo tiene ganas de descubrir el mundo que le resulta inmenso en comparación con él. Luego la adolescencia, donde creía que era él el inmenso en comparación con el mundo. Y ahora.... ¿ Qué era de ahora? No era capaz de recordar con el bullicio de los coches que pasaban como una exhalación ante sus ojos y dejaban tras de sí una larga estela de agua que lo empapaba de pies a cabeza, curioso, ya que se esperaba que a esas horas la calle estuviera más vacía de lo que ya estaba, que era bastante. A pesar de ello se ajustó su oscura gabardina, apretó con mas fuerza el mango del paraguas negro, y siguió caminando...

Anónimo había sido una persona de noble corazón y trágicas circunstancias, de subidas y bajadas, de confianzas y puñaladas, de amores y desengaños. Lo había tenido todo en sus manos y ahora no tenia nada que llevarse a ellas.Anónimo no tenía nada salvo esa gabardina oscura, ese paraguas negro, y gorro del color de la noche que solía llevar a juego. Anónimo no dormía, Anónimo no comía, Anónimo no descansaba. Anónimo lo único que hacía día y noche era vagar por las calles solitarias,deambulando por los más siniestros callejones. Anónimo había olvidado hacía mucho tiempo como se reía, había olvidado lo que era sentir el calor en su pecho, por olvidar había olvidado casi hasta como sonaba su voz... y se supone que era quien no se olvidaba de nada. A veces Anónimo tenía la oportunidad de salir de su ensimismamiento, cuando un alma pura e inocente chocaba por casualidad del destino con él, y solo entonces, en esos breves momentos de incertidumbre, de corrientes de sentimientos sin controlar, era cuando Anónimo sabía que era persona, pero duraba muy poco, lo que tarda la gente en comprobar que está ante un extraño desconocido.

El resto del tiempo Anónimo es obviado por la sociedad, nadie le presta atención, nadie se fija en él... Aunque hoy en día ¿Quién se fija en los demás? Pero Anónimo es especial, Anónimo es diferente, Anónimo es la sombra que observa sin ser observado, puede estar detrás de ti y no percatarte de ello. Puedes darte la vuelta y ver solo tu propia sombra, pero Anónimo está ahí, persiguiéndote, porque Anónimo no tiene un objetivo fijo, o lo tiene pero ni siquiera él es capaz de comprenderlo. Su única ambición es ser una persona normal como los demás, por eso se aferra en vano a las personas llenas de vida y esperanza, porque él ya ha perdido la suya.

No sientas miedo ni lástima por él, pues Anónimo es una persona cualquiera, en un lugar cualquiera, en un momento cualquiera, bajo una lluvia cualquiera. Anónimo es una persona más de este vasto y extenso mundo y ,como tal, se reduce a una parte insignificante de él, un ínfimo fragmento más de este tapiz lleno de diversas historias, algunas amenas y divertidas, otras crueles como la suya, pero al fin y al cabo una más.

Pero no olvides a Anónimo, porque Anónimo puede ser cualquiera. Anónimo puede ser una persona cercana a ti. Anónimo puedes ser tú y aun no te has dado cuenta.

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