viernes, 21 de diciembre de 2012

21/12/12

Se acaba el mundo, o eso dicen algunos... La verdad es que sea o no verdaderamente el fin del mundo, a todos nos gusta, tanto a los que se lo creen como a los que hacen bromas a la gente que se lo cree. Seamos sinceros, hemos sobrevivido a dos fines del mundo ( como mínimo) al 06/06/06, al eclipse, al derretimiento de los polos, a la crisis... ¿ De verdad creen que le tengo miedo a un fin del mundo más?

De todas maneras, si es verdad que hoy los planetas se alinean, el sistema solar se alinea con el centro de la galaxia y en el centro hay un agujero negro y miles de cuásares en medio ( energía electromagnética, algo aprendí de C.M.C.) y eso no es que de mucho alivio. Así que después de tantas noticias del fin del mundo y de lo que puede pasar he llegado a una inesperada conclusión.

El mundo se puede acabar hoy, o no.

Y como el mundo se puede acabar hoy, o no, me he puesto a pensar la cantidad de cosas que nos vamos a perder por las que merecía la pena seguir viviendo:

No veremos como Las Palmas sube a primera.
Nunca llegaremos a ver a un político que no sea corrupto.
La segunda parte de Titanic y Avatar nunca llegarán.
Nunca saldrá a la venta ese Iphone que se supone que iba a tener hologramas.
No podremos comprobar si el de Saber y Ganar es realmente inmortal, seguramente solo quede él junto con las cucarachas y la Duquesa de Alba, y dile tu a esos dos que repoblen el mundo, casi que prefiero que nos hayamos extinguido.

Y si nos queremos poner sentimentales, lo que más me dolería sería no poder terminar los estudios, poder decidir de una vez que es lo que quiero ser en la vida, independizarme, tener un coche, luchar por mis sueños ( aunque no los consiga), disfrutar de la vida, y tal vez resulte típico, pero encontrar a la persona de mi vida ( algo así como la mujer de Ted Mosby, que también nos vamos a quedar sin saber quien es), formar una familia, tener un hijo que me saque tanto de quicio como yo he sacado a mi padre, pero enseñarle a montar en bici y esas cosas típicas de padre, y que me de nietos y blablabla ( tampoco me voy a poner tan sentimental), y en conclusión, vivir la vida.

Llevo un año escribiendo aquí, y me da que puedo contar con los dedos de una mano las veces en las que he hecho entradas verdaderamente felices (emotivas he hecho muchas), una entrada en la que resalte los rasgos positivos de lo que esté hablando, así que voy a dar una razón por la que no se puede acabar, nosotros.

 Es cierto que los humanos nos hemos cargado el planeta, eso todos lo sabemos: contaminación, deforestación, radiación, mas cosas terminadas en -ción... Pero hemos aportado grandes cosas a él, aunque algunas nos hayan costado, y no me refiero solo a las grandes personas que han descubierto el mundo que nos rodean, han inventado cosas revolucionarias o han sido capaces de pintar obras de arte asombrosas o de escribir historias maravillosas. Me refiero a cada una de las personas que vivimos en este planeta, me refiero a los pequeños gestos que son los que me hacen pensar " Me alegro de vivir aquí", son cosas como la amistad, el amor, la solidaridad, el humor, la risa, la familia, la belleza ( no me refiero a belleza de las personas, sino en general: lugares bonitos...). Pequeñas aportaciones que podemos hacer cada uno de nosotros que son las que hacen que el mundo funcione, que sea feliz. Porque no hay nada mas bonito que conseguir hacer reír a alguien bajo las circunstancias en las que estamos, sobretodo a un niño. O decirle algo bonito a alguien y alegrarle el día. Ayudar a alguien cuando lo necesite. Hacer que alguien se siente querido...

Me estoy enrollando mucho y quiero irme a la cama así que mejor voy terminando. Todos aportamos algo, entonces.. ¿Que aporto yo? Muchas veces me he hecho esa pregunta, sin ser necesariamente el fin del mundo, porque la mayoría del tiempo creo que no aporto nada a nadie sino más bien todo lo contrario. Hasta hace poco pensaba así, hasta que me dí cuenta de una cosa.¿Cómo voy a aportar algo a los demás, si no me aporto nada a mi? Es una pregunta que todos deberíamos hacernos. Todos deberíamos querernos a nosotros mismos ( no hablo de egocentrismo) sin importar los defectos que tengamos: alto, bajo, ancho, flaco, tonto, listo... no importa, porque esos defectos son los que nos hacen ser como somos y por cada uno de ellos tenemos el doble de virtudes, y en esas virtudes debemos fijarnos.

¿Mi aportación? Mis palabras.Cualquier persona que me conozca sabe que estoy hecho de tinta, papel y pluma. Otros niños jugaban al fútbol, al baloncesto, o a la play... yo además de hacer eso leía, era un niño multitarea ( tareas no me faltaban nunca porque las dejaba para el último día, eso también lo reconozco, yo de pequeño pasaba de estudiar). Así que no tardé mucho en darme cuenta de que al igual que me gustaba leer historias, me gustaba también imaginarme las mías propias y ser capaz de transmitirlas a un papel, de expresar con un puñado de letras lo que sentía y que los demás disfrutaran leyéndolas. Han pasado 5 años desde la primera vez que escribí de verdad, 4 desde que decidí dedicarme en serio y 2 desde que empecé a escribir de forma más profunda y 1 desde que empecé a escribir a diario. Puede que no llegue a nada en este mundo de la escritura, puede que al fin y al cabo solo sea un aficionado más que se cree que por tener algo de talento va a triunfar, puede que esté en las nubes y me estrelle contra el suelo, pero lo habré intentado, y habré disfrutado con ello.

He sido capaz de plasmar en el papel sentimientos que no era capaz de expresar en la realidad, he llorado mientras escribía, me he reído mientras escribía. He transmitido mis ideas, la mayoría de ellas locuras y he publicado las historias que se me han venido a la cabeza. Y puedo asegurar que se disfruta haciéndolo. Pero a mí, lo que más me ha llenado como persona, es que me digan que han leído lo que he escrito y les ha gustado. Podrá haber miles de personas a las que no les guste lo que escriba, pero con que haya una sola que de verdad se haya divertido, o emocionado, o simplemente le haya gustado lo que he escrito, sabré que todo este tiene su sentido de ser y seguiré escribiendo. Porque para eso escribo, para los demás aparte de para mi.


Así que si mañana hay que decidir si se tiene que acabar el mundo, yo diría que no, porque entonces no tendré a nadie por quién escribir y decir, merece la pena. Así que gracias a todos los que durante años han tenido que soportar leer mis grandiosos testamentos ( como este). Sin ellos nunca hubiera llegado a nada.


Gracias.  

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