miércoles, 23 de mayo de 2012

Penumbra

Dándome uno de los pocos placeres de la vida que en estos momentos puedo tener, la penumbra. Finos rayos de luz que se cuelan por mi ventana. No es luz. No es oscuridad. No es ni luz ni oscuridad. Es un cuarto envuelto en sombras engullidas levemente por la fuerza luminosa del sol, o tal vez son ellas las que engullen el minúsculo dorado resplandor. No es claridad. No son sombras. No es ni claridad ni sombras. Es el único punto en el que lo uno y lo otro lindan, coexisten como uno, iluminándome solo lo que yo quiero ver, sin dejarme mirar más allá, la penumbra.


Debo salir de mi cuarto.

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