miércoles, 22 de febrero de 2012

Nota discordante

Hoy es un día nublado, de esos grises que no me gustan, tal vez porque reflejen mi continuo estado de ánimo. Me asomo a la ventana e intento averiguar cuantas horas quedan para que acabe el día, es imposible saberlas, pero cada vez quedan menos, se agotan, como mis esperanzas.

Hoy he cogido la guitarra, curioso porque últimamente lo había dejado de hacer. La he cogido y me he puesto a tocar los mismos cuatro acordes de siempre, los que rigen mi vida. Cuando toco puedo hacer que una canción triste, melancólica, suene animada, alegre, y que una animada, alegre, suene triste, melancólica. Hoy suena triste, hoy suena alegre, hoy no suena ni triste ni alegre, hoy simplemente suena. Las cuerdas se han empezado a desafinar y hay notas discordantes, como mi lugar en la vida.

A pesar de todo siento que la música me protege, que es mi refugio, todo lo contrario a escribir, que me expone, que me obliga a enseñarle al mundo como soy, cuando ni yo mismo lo sé. Tal vez por eso tengo tanto miedo a escribir, sí, miedo. Tal vez estuviera evitando mostrar como soy, y era precisamente eso lo que necesitaba, porque al ocultarle al mundo como soy, me lo he estado ocultando a mí mismo. Debí darme cuenta de mi error al ver que me manejo mejor en el campo de la escritura que en el de la música, pero me estaba negando como soy.

Hoy se me ha ocurrido que podría mezclar la música, mi cobijo, con escribir, mi forma de ser. Lo normal en éste caso hubiese sido componer una canción que me reflejase tal como soy, sin embargo, y sin darme cuenta, estaba dándole golpecitos con un lápiz a mi libreta de escritor como si de una batería se tratase. Ilógico. Ridículo e ilógico, tanto como el sitio donde me vienen mis ideas para escribir. Tengo la sensación de que últimamente todo yo he sido ridículo e ilógico. Llevo un tiempo queriendo volver a ser yo mismo. Ella quería que volviera a escribir.

Bueno, aquí está la prueba de que estoy volviendo en mí, vuelvo a escribir.

No sé si lo hago por ella o lo hago por mí, pero lo hago, y mientras lo siga haciendo seguiré siendo aquel chico que una vez fui, aquel que para expresar lo que sentía tenía que escribir, aquel que tenía una amiga, a la cual perdí.

Así soy yo y engañarme no tiene sentido al fin. Me veía sin objetivos, eso es porque no estaba viviendo mi vida, ahora que he vuelto hay tantas cosas que hacer, tantos sueños que cumplir, tantas experiencias que vivir, pero antes de todo eso tengo que ordenarlo todo un poco y recuperar lo que perdí, cada cosa a su tiempo.

De momento me conformaré con afinar esa cuerda de nota discordante, ese es un buen principio.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario