Y ahí estaba él, mirándote a través del cristal. Y ahí estabas tú, observándole desde el otro lado.
Si ambos se fijaban el uno en el otro. ¿Por qué nunca se llegaron a encontrar?
En lo que se tarda en contraer y dilatar el corazón una sola vez todo se desvaneció, en un suspiro.
Pausa y sigue.
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