jueves, 13 de junio de 2013

El precio de la libertad

- Es jodido.

+ ¿ El qué?

- Volver. Uno se acostumbra a perseguir un sueño y tener que verse incapacitado a la hora de luchar por él debido a las obligaciones mundanas que rigen nuestra monótona y miserable vida.

+ ¿ Y cuál es el problema?

- Que cuando te libras de ellas ya no te acuerdas de qué era lo que ansiabas, sólo de lo que te lo impedía. ¿Y sabes lo peor?

+¿Qué?

- Que echas de menos esas banalidades, esas crueles tareas que te alejaban cada día más de tu objetivo. ¿Sabes por qué?

+ No. ¿Por qué?

- Porque es lo fácil. Nos acomodamos bajo ese manto de negatividad temporal hasta que lo convertimos en nuestra vida y se vuelve permanente. Se ajusta tanto a nosotros que se acaba convirtiendo en nuestro nuevo sueño, la búsqueda de lo inútil, hasta que finalmente nos convertimos en nuestra totalidad en esa desgracia infinita.  

+ ¿Y qué vas a hacer?

- ¿Hacer? ¿Yo?

+ Venga, ¿me vas a decir que todo este lío de metáforas sin sentido no tiene ningún fin? Porque si pretendías quejarte porque "era lo fácil" no es que lo hayas hecho de la manera más simple posible. Nada de lo que tú haces es simple.

- ...

+ ¿ Y ya está? ¿ No vas a contestar? ¿ No vas a hacer nada? Ahora que por fin la libertad que te has ido labrando a lo largo de los meses tras un arduo y lento trabajo está en tus manos ¿ La vas a desperdiciar? Porque que sepas que eso no es fácil. Y si lo crees, es que tienes un serio problema sobre tu concepto de la dificultad. No te estás quedando de brazos cruzados porque sea lo fácil, te estás quedando de brazos cruzados porque temes que lo que viene ahora sea más difícil. Temes que ahora que tienes que volver sobre los pasos que lentamente habías dado, los cuales han sido borrados por esas obligaciones, no sean los mismos. ¿ Pero sabes qué?

-... ¿Qué?

+ Qué si no andas, nunca sabrás si son los correctos.

- ....

+ La libertad tiene un precio. Es lo que llevas queriendo durante muchísimo tiempo. Asume las consecuencias de tus decisiones, si no, no haber decidido no rendirte. Es tarde para echarse atrás, el camino no ha hecho más que comenzar. ¿Qué piensas hacer?

- Andar.

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