viernes, 28 de diciembre de 2012

lunes, 24 de diciembre de 2012

¿ Quiere el puto mundo dejar de mandarme mensajes subliminales? Que ya lo he entendido joder...

domingo, 23 de diciembre de 2012

Dormir desde que sale el sol hasta que se pone, ropa tirada en el suelo, ventanas cerradas... No era el concepto de vacaciones que yo esperaba...

viernes, 21 de diciembre de 2012

21/12/12

Se acaba el mundo, o eso dicen algunos... La verdad es que sea o no verdaderamente el fin del mundo, a todos nos gusta, tanto a los que se lo creen como a los que hacen bromas a la gente que se lo cree. Seamos sinceros, hemos sobrevivido a dos fines del mundo ( como mínimo) al 06/06/06, al eclipse, al derretimiento de los polos, a la crisis... ¿ De verdad creen que le tengo miedo a un fin del mundo más?

De todas maneras, si es verdad que hoy los planetas se alinean, el sistema solar se alinea con el centro de la galaxia y en el centro hay un agujero negro y miles de cuásares en medio ( energía electromagnética, algo aprendí de C.M.C.) y eso no es que de mucho alivio. Así que después de tantas noticias del fin del mundo y de lo que puede pasar he llegado a una inesperada conclusión.

El mundo se puede acabar hoy, o no.

Y como el mundo se puede acabar hoy, o no, me he puesto a pensar la cantidad de cosas que nos vamos a perder por las que merecía la pena seguir viviendo:

No veremos como Las Palmas sube a primera.
Nunca llegaremos a ver a un político que no sea corrupto.
La segunda parte de Titanic y Avatar nunca llegarán.
Nunca saldrá a la venta ese Iphone que se supone que iba a tener hologramas.
No podremos comprobar si el de Saber y Ganar es realmente inmortal, seguramente solo quede él junto con las cucarachas y la Duquesa de Alba, y dile tu a esos dos que repoblen el mundo, casi que prefiero que nos hayamos extinguido.

Y si nos queremos poner sentimentales, lo que más me dolería sería no poder terminar los estudios, poder decidir de una vez que es lo que quiero ser en la vida, independizarme, tener un coche, luchar por mis sueños ( aunque no los consiga), disfrutar de la vida, y tal vez resulte típico, pero encontrar a la persona de mi vida ( algo así como la mujer de Ted Mosby, que también nos vamos a quedar sin saber quien es), formar una familia, tener un hijo que me saque tanto de quicio como yo he sacado a mi padre, pero enseñarle a montar en bici y esas cosas típicas de padre, y que me de nietos y blablabla ( tampoco me voy a poner tan sentimental), y en conclusión, vivir la vida.

Llevo un año escribiendo aquí, y me da que puedo contar con los dedos de una mano las veces en las que he hecho entradas verdaderamente felices (emotivas he hecho muchas), una entrada en la que resalte los rasgos positivos de lo que esté hablando, así que voy a dar una razón por la que no se puede acabar, nosotros.

 Es cierto que los humanos nos hemos cargado el planeta, eso todos lo sabemos: contaminación, deforestación, radiación, mas cosas terminadas en -ción... Pero hemos aportado grandes cosas a él, aunque algunas nos hayan costado, y no me refiero solo a las grandes personas que han descubierto el mundo que nos rodean, han inventado cosas revolucionarias o han sido capaces de pintar obras de arte asombrosas o de escribir historias maravillosas. Me refiero a cada una de las personas que vivimos en este planeta, me refiero a los pequeños gestos que son los que me hacen pensar " Me alegro de vivir aquí", son cosas como la amistad, el amor, la solidaridad, el humor, la risa, la familia, la belleza ( no me refiero a belleza de las personas, sino en general: lugares bonitos...). Pequeñas aportaciones que podemos hacer cada uno de nosotros que son las que hacen que el mundo funcione, que sea feliz. Porque no hay nada mas bonito que conseguir hacer reír a alguien bajo las circunstancias en las que estamos, sobretodo a un niño. O decirle algo bonito a alguien y alegrarle el día. Ayudar a alguien cuando lo necesite. Hacer que alguien se siente querido...

Me estoy enrollando mucho y quiero irme a la cama así que mejor voy terminando. Todos aportamos algo, entonces.. ¿Que aporto yo? Muchas veces me he hecho esa pregunta, sin ser necesariamente el fin del mundo, porque la mayoría del tiempo creo que no aporto nada a nadie sino más bien todo lo contrario. Hasta hace poco pensaba así, hasta que me dí cuenta de una cosa.¿Cómo voy a aportar algo a los demás, si no me aporto nada a mi? Es una pregunta que todos deberíamos hacernos. Todos deberíamos querernos a nosotros mismos ( no hablo de egocentrismo) sin importar los defectos que tengamos: alto, bajo, ancho, flaco, tonto, listo... no importa, porque esos defectos son los que nos hacen ser como somos y por cada uno de ellos tenemos el doble de virtudes, y en esas virtudes debemos fijarnos.

¿Mi aportación? Mis palabras.Cualquier persona que me conozca sabe que estoy hecho de tinta, papel y pluma. Otros niños jugaban al fútbol, al baloncesto, o a la play... yo además de hacer eso leía, era un niño multitarea ( tareas no me faltaban nunca porque las dejaba para el último día, eso también lo reconozco, yo de pequeño pasaba de estudiar). Así que no tardé mucho en darme cuenta de que al igual que me gustaba leer historias, me gustaba también imaginarme las mías propias y ser capaz de transmitirlas a un papel, de expresar con un puñado de letras lo que sentía y que los demás disfrutaran leyéndolas. Han pasado 5 años desde la primera vez que escribí de verdad, 4 desde que decidí dedicarme en serio y 2 desde que empecé a escribir de forma más profunda y 1 desde que empecé a escribir a diario. Puede que no llegue a nada en este mundo de la escritura, puede que al fin y al cabo solo sea un aficionado más que se cree que por tener algo de talento va a triunfar, puede que esté en las nubes y me estrelle contra el suelo, pero lo habré intentado, y habré disfrutado con ello.

He sido capaz de plasmar en el papel sentimientos que no era capaz de expresar en la realidad, he llorado mientras escribía, me he reído mientras escribía. He transmitido mis ideas, la mayoría de ellas locuras y he publicado las historias que se me han venido a la cabeza. Y puedo asegurar que se disfruta haciéndolo. Pero a mí, lo que más me ha llenado como persona, es que me digan que han leído lo que he escrito y les ha gustado. Podrá haber miles de personas a las que no les guste lo que escriba, pero con que haya una sola que de verdad se haya divertido, o emocionado, o simplemente le haya gustado lo que he escrito, sabré que todo este tiene su sentido de ser y seguiré escribiendo. Porque para eso escribo, para los demás aparte de para mi.


Así que si mañana hay que decidir si se tiene que acabar el mundo, yo diría que no, porque entonces no tendré a nadie por quién escribir y decir, merece la pena. Así que gracias a todos los que durante años han tenido que soportar leer mis grandiosos testamentos ( como este). Sin ellos nunca hubiera llegado a nada.


Gracias.  

miércoles, 19 de diciembre de 2012

martes, 18 de diciembre de 2012

Anónimo

Anónimo iba caminando por las oscuras callejuelas de un barrio cualquiera, en una noche cualquiera, bajo una lluvia cualquiera. No se dirigía a ningún sitio y sin embargo caminaba con total convicción, hasta con prisas,como si el destino se le fuera a escapar de entre las manos. Anónimo era una persona triste y solitaria, ya cansada de la vida a pesar de la poca experiencia que tenía en ella. Anónimo era una persona capaz de recordarlo todo con detalle y es por eso que era capaz de recordar al milímetro cualquier hecho pasado por muy lejano que fuera, y es por eso que era capaz de revivir tanto los momentos mas felices y fugaces de su vida como los mas tristes, lentos y desgarradores.

Y en eso se encontraba ocupado Anónimo, en recordar toda huella de su paso por el mundo. Recordaba su feliz infancia, llena de inocencia, la sonrisa de un niño pequeño que solo tiene ganas de descubrir el mundo que le resulta inmenso en comparación con él. Luego la adolescencia, donde creía que era él el inmenso en comparación con el mundo. Y ahora.... ¿ Qué era de ahora? No era capaz de recordar con el bullicio de los coches que pasaban como una exhalación ante sus ojos y dejaban tras de sí una larga estela de agua que lo empapaba de pies a cabeza, curioso, ya que se esperaba que a esas horas la calle estuviera más vacía de lo que ya estaba, que era bastante. A pesar de ello se ajustó su oscura gabardina, apretó con mas fuerza el mango del paraguas negro, y siguió caminando...

Anónimo había sido una persona de noble corazón y trágicas circunstancias, de subidas y bajadas, de confianzas y puñaladas, de amores y desengaños. Lo había tenido todo en sus manos y ahora no tenia nada que llevarse a ellas.Anónimo no tenía nada salvo esa gabardina oscura, ese paraguas negro, y gorro del color de la noche que solía llevar a juego. Anónimo no dormía, Anónimo no comía, Anónimo no descansaba. Anónimo lo único que hacía día y noche era vagar por las calles solitarias,deambulando por los más siniestros callejones. Anónimo había olvidado hacía mucho tiempo como se reía, había olvidado lo que era sentir el calor en su pecho, por olvidar había olvidado casi hasta como sonaba su voz... y se supone que era quien no se olvidaba de nada. A veces Anónimo tenía la oportunidad de salir de su ensimismamiento, cuando un alma pura e inocente chocaba por casualidad del destino con él, y solo entonces, en esos breves momentos de incertidumbre, de corrientes de sentimientos sin controlar, era cuando Anónimo sabía que era persona, pero duraba muy poco, lo que tarda la gente en comprobar que está ante un extraño desconocido.

El resto del tiempo Anónimo es obviado por la sociedad, nadie le presta atención, nadie se fija en él... Aunque hoy en día ¿Quién se fija en los demás? Pero Anónimo es especial, Anónimo es diferente, Anónimo es la sombra que observa sin ser observado, puede estar detrás de ti y no percatarte de ello. Puedes darte la vuelta y ver solo tu propia sombra, pero Anónimo está ahí, persiguiéndote, porque Anónimo no tiene un objetivo fijo, o lo tiene pero ni siquiera él es capaz de comprenderlo. Su única ambición es ser una persona normal como los demás, por eso se aferra en vano a las personas llenas de vida y esperanza, porque él ya ha perdido la suya.

No sientas miedo ni lástima por él, pues Anónimo es una persona cualquiera, en un lugar cualquiera, en un momento cualquiera, bajo una lluvia cualquiera. Anónimo es una persona más de este vasto y extenso mundo y ,como tal, se reduce a una parte insignificante de él, un ínfimo fragmento más de este tapiz lleno de diversas historias, algunas amenas y divertidas, otras crueles como la suya, pero al fin y al cabo una más.

Pero no olvides a Anónimo, porque Anónimo puede ser cualquiera. Anónimo puede ser una persona cercana a ti. Anónimo puedes ser tú y aun no te has dado cuenta.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Una persona insignificante.

Y pegó un grito y acabó con todo. El cielo vibró. La tierra tembló. El mar se agitó. Todo se desdobló ante él, las nubes se esfumaron, las rocas salieron volando, el agua se alzó hasta cubrir su cabeza y el sol desapareció tras las inmensas cortinas que se elevaban. El suelo antes sus pies se resquebrajó formando grietas a su alrededor, una por cada una que tenía en el corazón. El aire se volvió pesado, casi tanto que era muy difícil respirar, pero él seguía gritando.

Poco a poco se alzó en el aire. Todo caía sobre él: mar, tierra, aire... pero nada llegó a tocarle, se disolvía antes de llegar a él, como sus recuerdos,  poco a poco. Ya no se distinguía arriba de abajo, mar de cielo, todo era uno y uno era nada mientras el aire se volvía cada vez mas irrespirable y el seguía gritando, en medio de ninguna parte, aunque ya ninguna parte existía. Tenía el mundo ante él, lo había tratado de la misma forma que habían tratado a él y ahora lo veía pasar ante sus ojos, como su mísera vida... puede que hubiera un motivo por el que luchar, un motivo para saber que es arriba y que abajo, que es tierra y que es cielo, que es una sola persona en este triste mundo... pero ya era demasiado tarde.

Y así, de súbito, dejó de gritar. Por una vez en la vida se relajó, y cayó desde una distancia abismal al vacío, donde fue engullido por las olas del mar, y todo volvió a la normalidad.